Diego Mestre, diputado nacional por Córdoba, presentó proyecto de ley para modificar la Ley 26.093 y proponer de este modo que todo combustible líquido caracterizado como gasoil o diesel oil sea mezclado con la especie de biocombustible «biodiesel», en un porcentaje del QUINCE POR CIENTO (15%) como mínimo de este último, medido sobre la cantidad total del producto final, incrementándose al DIECIOCHO POR CIENTO (18%) para el segundo año de vigencia de la presente ley y al VEINTUNO POR CIENTO (21%) para el tercer año. A partir del cuarto año, la autoridad de aplicación tendrá la atribución de establecer aumentos que no podrán ser inferiores a un 1% anual, hasta llegar al 27% de corte obligatorio para el año 2027.
En el caso de la nafta, el legislador propone, luego de escuchar al sector involucrado en los biocombustibles, que la mezcla con el biocombustible denominado «bioetanol», sea en un porcentaje del QUINCE POR CIENTO (15%) como mínimo de este último, medido sobre la cantidad total del producto final a partir de la sanción de la presente. A partir del segundo año, la autoridad de aplicación tendrá la atribución de establecer nuevas modificaciones del porcentaje, en función de las necesidades medioambientales y el estado del mercado interno, de modo que se asegure el acceso a los combustibles, el desarrollo del empleo y la protección de la salud de los habitantes.
La ley de biocombustibles está en discusión en la cámara baja del congreso nacional, y por tal motivo, luego de largas reuniones con los sectores que desarrollan los biocombustibles en nuestro país, pero principalmente en nuestra provincia y región, el legislador nacional Mestre, afirmó que es necesario una modificación en la ley vigente y por tal motivo, presentó esta semana la iniciativa.
En su fundamento, considera que “El planeta está en una situación de emergencia medioambiental y climática. En un futuro, los combustibles minerales dejarán de tener la primacía entre las fuentes de energía de la humanidad porque es insostenible, ya que contaminan el aire, deterioran la salud y nos atrasan en el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible, que hemos asumido ante la comunidad internacional”.
Las investigaciones demuestran que el uso de bioetanol y biodiesel reducen las emisiones de gases efecto invernadero en más de un 70 % con relación al combustible convencional. Por eso, los países responsables que son asertivos sobre la solidaridad transgeneracional están implementando legislaciones que apuntan a diversificar sus cadenas de valor bioenergéticas.
“Al promover el uso de los biocombustibles estamos logrando un triple impacto: económico, social y medioambiental. El país se especializa en un producto que va ganando valor agregado e insertándose en las cadenas de valor, con mayor tecnología y mayor desarrollo. Sabiendo que la mitad del país está en la pobreza, esta medida claramente generaría más y mejor empleo. Adicionalmente, existe mucha capacidad ociosa instalada en las casi 60 plantas distribuidas en todo el país, de modo que es momento de contribuir a fortalecer el mercado interno con medidas afines. La diversificación de nuestra matriz impacta además en el federalismo fiscal, en la generación de conocimientos y en las posibilidades de inclusión de nuestro país en el mundo” afirmó el radical Diego Mestre.