Científicas argentinas lideraron un estudio que detectó en algunos pacientes con coronavirus internados en terapia intensiva una infección causada por un hongo (aspergillus) que es bastante poco frecuente pero cuenta con tratamiento, por lo que su detección precoz es importante ya que la persona podría curarse al menos de esa enfermedad.
El estudio, que fue realizado por científicas y científicos del Instituto de Investigaciones en Microbiología y Parasitología Médica (IMPaM), que depende de la UBA y del Conicet, y médicas y médicos intensivistas del Hospital Nacional Posadas de la provincia de Buenos Aires, fue publicado recientemente en la revista «Medical Mycology Case Reports».
«Los pacientes con coronavirus que llegan a terapia intensiva son muy críticos y por tanto están muy inmunosuprimidos. Esto hace que, además de la infección por el SARS-CoV-2 se coinfecten con bacterias principalmente, pero a la vez comenzamos a ver que empezaron a tener más hongos que lo habitual», describió a Télam María Fernanda Benedetti, médica terapista del Servicio de Infectología Posadas y una de las autoras principales del trabajo.
Benedetti sostuvo que «además de los aspergillus hay otros hongos como las cándidas que son más frecuentes pero en este trabajo nos centramos en la aspergilosis pulmonar invasiva asociada a Covid-19, cuyas siglas son CAPA».
La terapista advirtió que «los aspergillus están en todos lados, pero para que generen infección la persona tiene que estar realmente muy débil en términos inmunológicos» y enfatizó que «es muy raro de encontrar, a excepción de cuando tuvimos la pandemia por H1N1 (gripe) que se describió bastante sobre todo en Europa».
Según detalló la Agencia CyTA-Leloir, para comprender las características epidemiológicas y clínicas de esta coinfección en grupo se realizaron estudios en profundidad a cinco pacientes diagnosticados con aspergilosis pulmonar invasiva, de entre 23 y 69 años, internados en estado crítico en la unidad de cuidados intensivos (UCI).
«Aspergillus en un agente capaz de aumentar la morbimortalidad de estos pacientes. Por ello, la detección precoz es clave para un tratamiento oportuno», señaló por su parte Luján Cuestas, otra de las autoras del trabajo que es jefa del grupo de micología del IMPaM.
La investigadora del Conicet destacó que en la Argentina no existen estudios que documenten con exactitud la prevalencia de aspergilosis pulmonar invasiva, «pero nuestro grupo está realizando estudios al respecto, y por ahora podríamos estimar en forma preliminar que la prevalencia en nuestro medio sería menor al 10%».
Los pacientes del estudio fueron tratados con medicación antifúngica (voriconazol o anfotericina B) y la respuesta en la mayoría de los casos «fue satisfactoria», indicó Benedetti.
Las y los autores comprobaron que CAPA era diagnosticada luego de una media de 14,5 días (entre 10 y 20 días) después del comienzo de los síntomas de Covid-19, y luego de aproximadamente 6 días (entre 2 y 13 días) de haber sido admitidos a la terapia intensiva.
«Entre los factores que podrían explicar la alta frecuencia de aspergilosis invasiva en los pacientes en estado crítico con Covid-19 se incluyen el daño en el epitelio respiratorio, una defectuosa actividad mucociliar (una barrera defensiva de las células respiratorias), y una respuesta inmune disfuncional, todos como consecuencia de la infección con el SARS-CoV-2», subrayó Cuestas.
Y recordó que «las comorbilidades como obesidad o afecciones de los sistemas cardiovascular, respiratorio e inmunitario confieren un mayor riesgo de enfermedad grave y de muerte».
«Es importante que la aspergilosis (sobre todo sus formas invasivas) sea tenida en cuenta como sobreinfección posible en los pacientes críticos con Covid-19. Ante la sospecha clínica deberían maximizarse los esfuerzos para realizar el diagnóstico de modo de instaurar un tratamiento oportuno efectivo, dado que podría estar asociada a un peor pronóstico o evolución clínica desfavorable», concluyó Benedetti.
Del estudio también participaron Katherine Hermida Alava, del IMPaM; Judith Sagardia, Roberto Corella Cadena, y Diego Laplume, del Servicio de Infectología del Hospital Posadas; Paula Capece y Gladys Posse, del Laboratorio de Micología del mismo hospital; y Alejandro Nusblat, del Instituto de Nanobiotecnología (Nanobiotec) que depende de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA.
Fuente: Télam