En los Tribunales de Río Cuarto, este martes reanuda el juicio por el crimen de Nora Dalmasso con el cierre de la incorporación de pruebas y el inicio de la etapa de alegatos. La Fiscalía deberá definir si mantiene la acusación que pesa sobre el único imputado, Marcelo Macarrón.
El 22 de junio pasado, la 38a. audiencia del debate pasó a cuarto intermedio hasta este 5 de julio, a las 9, cuando las partes deberán informar si van a producir más pruebas o cierran esa instancia, según había explicado la camarista Natacha García, quien integra el tribunal técnico.
Macarrón fue enviado a juicio como acusado por el delito de «homicidio calificado por el vínculo, por alevosía y por precio o promesa remuneratoria en concurso ideal» por el fiscal Luis Pizarro, el último que instruyó la causa.
El juicio comenzó el 14 de marzo. «Niego totalmente la imputación. Es descabellado que yo sea un asesino y que contraté asesinos para matar a Nora. Soy inocente, siempre dije la verdad», sostuvo Macarrón ante el tribunal técnico y el jurado popular.
Estrategia de la defensa
El 7 de junio último se incorporaron los últimos testigos presenciales, luego de que las partes acordaron renunciar a casi el 75% de las personas citadas a declarar, mientras que otros testimonios fueron incorporados por lectura con el argumento de que no estaban vinculados directamente con la acusación que enfrenta el acusado.
Por su parte, la estrategia de la defensa para los alegatos es la que viene sosteniendo desde un comienzo: que no hay ningún elemento que incrimine a Macarrón; por lo que se espera que el abogado Brito solicite la absolución.
Para el defensor, el proceso de investigación estuvo «plagado de irregularidades», por lo que es posible que requiera la nulidad del mismo, tal como ya lo adelantó al inicio del juicio.
La sospecha sobre Macarrón
El fiscal Pizarro fundamentó la acusación en una serie de indicios que lo llevaron a sostener que la madrugada del 25 de noviembre del 2006 el viudo «planificó dar muerte a su esposa por desavenencias matrimoniales y con la intención por parte de su/s adlater/es de obtener una ventaja, probablemente política y/o económica».
La sospecha del fiscal es que Macarrón «le suministró (al sicario) información del movimiento de la casa y presumiblemente le entregó un juego de llaves», y que «eligió como fecha» el último fin de semana de noviembre de ese año «en el que se disputaría un torneo de golf» en Punta del Este, al que concurrió con sus amigos «con la finalidad del éxito de su plan delictivo y despejar cualquier posibilidad de sospecha sobre su persona».
En base al relato de testigos, el representante del Ministerio Público Fiscal estableció que, para llevar a cabo el crimen, el sicario contratado «aguardó que la víctima realice su rutina previa al descanso y la abordó una vez que ésta se encontraba dormida en la habitación de su hija, ubicada en la planta alta de la vivienda».
La sospecha es que el agresor sorprendió a Nora Dalmasso (51), la tomó del cuello «ejerciendo una fuerte presión con sus manos, anulando así toda posibilidad de defensa», tras lo cual «utilizó el cinto de toalla de la bata de baño que se encontraba en la habitación, realizando un ajustado doble lazo alrededor del cuello, ocasionando la muerte por asfixia mecánica».
«Al final, probablemente y como parte del plan criminal, ordenó la escena con la finalidad de simular un hecho de índole sexual, tras lo cual se retiró del lugar, sin dejar rastro alguno de su persona», consideró el fiscal.
De acuerdo con los datos que constan en el expediente, para el fiscal no caben dudas de que el crimen fue cometido por «un agresor especializado, un sicario» que nunca fue identificado ni detenido, que «sexualizó la escena del crimen a efectos de que parezca que el mismo se produjo en el contexto de un encuentro sexual con el amante».
Fuente: Télam