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QUINCE AÑOS DE DOLOR: LA UNRC RECORDÓ A LAS VÍCTIMAS DE LA EXPLOSIÓN DE LA PLANTA PILOTO

PorF.B. (Admin 2)

Dic 5, 2022

Fue en un acto realizado frente al edificio siniestrado. El 5 de diciembre de 2007, la tragedia se cobró la vida de Miguel Mattea, Gladys Baralla, Carlos Ravera, Damián Cardarelli, Liliana Giacomelli y Juan Politano

Fueron quince años de ausencias desde aquel 2007.  El dolor fue mutando sus formas, sus maneras de expresión, pero siempre conmueve y perdura en la comunidad universitaria de Río Cuarto, que este lunes 5 de diciembre volvió a recodar la trágica explosión de la planta piloto de la Facultad de Ingeniería, que se cobró la vida de cinco docentes investigadores y un estudiante.

Tras largas horas de agonía, provocada por las graves quemaduras que recibieron tras la explosión, los profesores Miguel Mattea, Gladys Baralla, Carlos Ravera, Damián Cardarelli y Liliana Giacomelli, y el alumno Juan Politano, dejaron de existir.

Un minuto de silencio marcó el inicio de la ceremonia, que contó con la organización de la Asociación Gremial Docente de esta casa de estudios. Frente al edificio de la planta piloto, se concentraron las máximas autoridades del Rectorado, decanos, secretarios de facultades, dirigentes de los gremios docente y nodocente, estudiantes y familiares de los fallecidos.

Poco después de las 10.30, se leyó una carta de Fabiana San Martín, esposa del profesor Damián Cardarelli.

En sus palabras, agradeció al gremio docente por acompañar a los familiares de las víctimas de la explosión durante estos quince años, cada 5 de diciembre. “Esta tragedia nos marcó a todos definitivamente como familia, como personas individuales y también como comunidad en general. Aprender a vivir de otra manera es lo que justamente hemos transitado en estos quince años”.

Expresó su deseo de que este 5 de diciembre “sirva para que las muertes de Juan, Liliana, Carlos, Damián, Gladys y Miguel sean una luz en cada lugar de trabajo para que estén todas las condiciones laborales aptas para desarrollar cada una de las actividades. Que mi abrazo y el de mis hijos Ignacio y Martín les llegue a todos ustedes”, indicó.

Luego, hablaron las profesoras Adriana Moyetta y Elena Berrutti, en representación de la Asociación Gremial Docente.

Moyetta propuso recordar lo pasado en estos quince años dentro y fuera de la institución, y destacó que la lucha por las condiciones de trabajo “se encuentran enmarcadas en el Convenio Colectivo de Trabajo, en el capítulo 8, y que a instancias de las organizaciones gremiales cada 5 de diciembre se conmemora el Día de las Condiciones y Medioambiente de Trabajo en las universidades”.

“En este tiempo transcurrido, varias y varios compañeros nos dejaron. Algunos definitivamente, otros para disfrutas de sus jubileos o para tomar distintos rumbos laborales. ¿Cuántas y cuántos estudiantes, compañeras y compañeros trabajadores han pasado por esta calle sin saber lo que sucedió aquí hace quince años? Nobleza obliga, que los actos de memoria no sean sólo los 5 de diciembre”, agregó Moyetta.

Concurso de murales

Adriana Moyetta también se refirió al reciente concurso de murales “La vida y las condiciones de trabajo. A 15 años de las explosiones de la planta piloto”, que organizó la gremial docente universitaria y en el que resultó ganadora la artista Cecilia Cibils Martina, quien desde mediados de noviembre “empezó a llenar de colores y de trazos” las paredes sur y este edificio.

También agradeció al personal y autoridades de las secretarías de Trabajo y de Coordinación Técnica y Servicios, que acondicionaron el espacio para realizar esta intervención artística, además de brindar la seguridad necesaria habida cuenta de que la tarea se realizó a una altura considerable.

La artista resumió el espíritu de la obra en estos términos: “Sanar a través del arte. Encontrar una nueva mirada para este espacio tan lleno de memoria. Colores que buscan integrar al edificio a la naturaleza que lo rodea y darle dinamismo. Elementos que se destacan para ilustrar la vida y la seguridad en el trabajo. Homenaje para las víctimas  de los hechos ocurridos el 5 de diciembre de 2007, quienes están siempre presentes”.

El recuerdo para Vicente Zito Lema

La profesora Elena Berrutti tomó luego la palabra y dedicó los primeros minutos para recordar al poeta, dramaturgo, periodista, filósofo y docente Vicente Zito Lema, quien falleció este domingo.

“Desde el primer momento, después de la tragedia, Vicente nos acompañó, nos cobijó, nos contuvo. Porque cuando el dolor es tan grande, necesitamos que nos abracen, que nos digan algo al oído”, destacó la profesora Berrutti, quien también tuvo palabras de agradecimiento para Deolidia Martínez, psicóloga del trabajo docente, con más de 50 años de su vida dedicados a la investigación sobre el tema, no sólo en Argentina, sino también en otros países como México, Brasil y Chile.

Al igual que Zito Lema, Deolidia Martínez, presente en el acto de este lunes, colaboró desde su sabiduría profesional en las instancias de contención que reclamaba la comunidad universitaria en aquellos momentos de dolor.

Luego Berrutti retomó conceptos referidos al arte y dijo: “El arte no es adorno, ornamento. No siempre embellece, en el sentido decorativo y más banal de la palabra. Lo artístico, en sus diferentes manifestaciones y lenguajes, en sus diversas estéticas, representa. Es decir, vuelve a presentar, vuelve a hacer presente segmentos o ecos de cultura o de vida de lo que llamamos lo real. Y, al hacerlo, llama la atención sobre algo para que no pase desapercibido, para que no lo barramos bajo la alfombra, para que no lo olvidemos. Resignifica lo dicho una y otra vez, conmueve, moviliza, interpela”.

Bendición religiosa

La ceremonia prosiguió con la bendición religiosa del padre Carlos Juncos. Oró para que la muerte de las víctimas de la planta piloto “no haya sido en vano”, y que “la maduración del dolor” se vuelque en el “amor concreto por el otro”. Después, bendijo a los presentes y pidió transformar “la muerte en vida” y el “mal en bien”.

Como es habitual en cada una de estas ceremonias, tras la bendición del padre Juncos, los presentes depositaron claveles blancos a los pies de la puerta de ingreso a la planta piloto.

Granato: “Levantamos la bandera de la vida”

Seguidamente, se escucharon las palabras de la secretaria general de la Asociación Gremial Docente, Florencia Granato.

“La Asociación Gremial Docente y todos nosotros como trabajadores levantamos desde siempre la bandera de la vida, o sea la bandera del cuidado, de la protección, del respeto por la humanidad, por la vida de cada uno de nosotros. La Asociación Gremial Docente ha sostenido la memoria, y seguirá haciéndolo, para que nunca más ocurran muertes, siquiera deseamos ni anhelamos sufrimientos evitables en el lugar de trabajo. Por ello, hoy descansamos y nos amparamos en el arte para buscar reparar, sanar, curar, siempre sin olvido”, enfatizó Granato.

Añadió: “Juan, Liliana, Gladys, Damián, Carlos y Miguel, presentes. No nos olvidamos, no los olvidamos”.

La titular del gremio docente universitario invitó tras sus palabras a sumarse a los oradores de la ceremonia conmemorativa a Deolidia Martínez, quien fue “un sostén para la comunidad universitaria en aquellos momentos tan oscuros y de horror, junto a Vicente Zito Lema”.

Deolidia Martínez expresó su emoción por estar de nuevo en Río Cuarto después de varios años. “Esta Universidad es uno de los lugares más importantes que puedo recordar dentro de mi carrera profesional” señaló.

“Indudablemente, este recuerdo está muy ligado a los momentos en los que acompañé al gremio docente y cuando estuve en la Secretaría de Trabajo, donde pude desempeñarme profesionalmente”, sostuvo Martínez. Comentó: “Tuve la oportunidad de trabajar mucho en países como México, Brasil y Chile y siempre hay alguien que me pregunta qué pasó con el juicio de la planta piloto. Me acongoja no poder contarles mucho qué pasó después”. Sin embargo, Deolidia Martínez pidió la colaboración de la comunidad universitaria y se comprometió a iniciar el año que viene un trabajo para reconstruir “la historia de las investigaciones que se realizaban en la planta piloto, develar cómo ocurrió el siniestro y, posteriormente, cómo se desarrolló el juicio”.

Palabras de los familiares

En la parte final del acto, se concedió a los familiares de las víctimas de la explosión de la planta piloto un espacio para compartir sus reflexiones con los presentes. Así, tomaron la palabra Lucas Simone, hijo de la profesora Gladys Baralla, y Claudio Ceballos, esposo de Liliana Giacomelli.

Con profunda emoción, Lucas rememoró a su madre, aunque reconoció que por su corta edad en aquel entonces algunos recuerdos le resultaban difusos. “Tengo algunos recuerdos de mamá. Algunos vagos, otros un poco más precisos. Su oficina era la del aire acondicionado”, dijo entre lágrimas mientras apuntaba con su índice la carcasa oxidada de un viejo aparato de refrigeración del primer piso del edificio. Recordó con nostalgia los momentos en que llamaba a su madre para pedirle ayuda con alguna cuenta matemática de la escuela primaria. “Fiel a su signo de Sagitario, ella fue profesora de nacimiento, comprometida con lo que hacía. Hoy con mis hermanas tenemos una institución educativa de nivel inicial y primario, gracias a los aportes de mi querido padre y mi querida madre. Así honramos su memoria. La mejor energía que nos puede transformar como seres humanos es la educación. Sigamos educando con compromiso para el amor y para la paz”, expresó Lucas Simone. Un beso al aire, en dirección a la oficina en la que trabajaba su madre, fue su despedida.

Enseguida no más, se sumó Claudio Ceballos. “Todos saben. Tengo cuatro hijas. Fueron cuatro quince años. Hoy veo acá nuevas caras, nuevas presencias, para continuar, para hacer docencia, para formar a los futuros profesionales, para aprender de las cosas que pasaron. Eso es lo más importantes que podemos demostrar como comunidad: aprender. Aprender que a partir de nuestros errores nos reconstruimos, nos fortalecemos, renacemos y podemos enseñar. Ese es uno de los desafíos más grandes que tenemos como comunidad de ahora en adelante. El mayor desafío será poder ejercer nuestro profesionalismo docente para poder formar, formarlos y conocer qué fue lo que pasó, porque todavía hay mucho imaginario docente, mucho imaginario de las redes y mucho imaginario de los medios. Es hora de que empecemos a revisar qué fue lo que pasó y cómo se puede evitar. Los invito a ser activos con ese compromiso docente, para cuando ya no estemos algunos de nosotros”, concluyó Ceballos.

Finalmente, la comunidad universitaria cerró la conmemoración de este Día de la memoria, de la reflexión y la vida con una santa misa celebrada por el padre Carlos Juncos, en el anfiteatro 1 del pabellón 2 del campus.