Con la designación del teniente general Carlos Presti en lugar de Luis Petri, Javier Milei rompe una tradición democrática que había iniciado Raúl Alfonsín en 1983.
“Por primera vez desde el regreso de la democracia, una persona con intachable carrera militar que ha llegado al más alto rango en su escalafón estará al frente del Ministerio que está encargado de la defensa nacional y de las Fuerzas Armadas”, indicó Javier Milei mediante un comunicado de la Oficina del Presidente.
En efecto, con el nombramiento del teniente general Carlos Alberto Presti como nuevo ministro de Defensa se termina una tradición democrática inaugurada por Raúl Alfonsín el 10 de diciembre de 1983, cuando designó a Raúl Borrás al frente de esa estratégica cartera. Desde entonces y hasta ahora, todos los titulares de Defensa fueron civiles.
Es que la dictadura cívico-militar había dejado su sangrienta marca en la sociedad argentina, que repercutió lógicamente en la vida pública y gubernamental: nadie quería a un militar ocupando sitiales de poder en el Estado, más allá de los implícitos en las Fuerzas Armadas.
Milei y su gobierno rompieron esa tradición con la pretensión de iniciar otra: “inaugurando una tradición que esperamos que la dirigencia política continue de aquí en adelante y dando por finalizado la demonización de nuestros oficiales, suboficiales y soldados”, prosigue el ya citado comunicado oficial.
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