En Argentina, el dostarlimab fue aprobado en julio pasado por Anmat para las pacientes con cáncer de endometrio avanzado o recurrente que ya han recibido tratamiento previo con platino (una droga de quimioterapia) y presentan la condición que antes se mencionaba (deficiencia de ciertas proteínas reparadoras del ADN).
«Durante más de veinte años, cuando una paciente se presentaba en estadio avanzado o recurrente de cáncer de endometrio no tuvimos una alternativa terapéutica efectiva para ofrecerle; hoy gracias al avance de las inmunoterapias y a los diagnósticos cada vez más personalizados esto cambió», indicó Florencia Perazzo, oncóloga clínica del Cemic y expresidenta de la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC).
El cáncer en el endometrio, que es el tejido que recubre el interior del útero, es el sexto más prevalente en las mujeres a nivel mundial y el séptimo más mortal; en 2020 en Argentina se diagnosticaron 2.455 nuevos casos y fallecieron 912 mujeres a causa de esta enfermedad.
La edad promedio de diagnóstico es de 63 años y de muerte de 70 años, y más del 90% de los casos se dan en mayores de 50 años (mujeres ya en menopausia) lo que facilita la detección a partir de su síntoma principal: el sangrado.
«En las mujeres que ya no menstrúan la presentación de sangrado tiene que ser una consulta urgente con un especialista; en aquellas que todavía menstrúan, el sangrado puede presentarse entre los períodos; en todos lo casos, si se detecta que en una ecografía transvaginal hay engrosamiento de las paredes del útero hay que pedir estudios complementarios», indicó Perazzo.
El tratamiento ya es cubierto en algunas obras sociales y prepagas y se encuentran en diálogo con el resto de los actores del sistema de salud para que sigan el mismo camino.
Una vez detectado el cáncer, que en un 80% de los casos es en estadios tempranos, se indica cirugía; dependiendo del diagnóstico, luego se indicara quimioterapia, rayos, inmunoterapia o combinación de los tratamientos.
«Desde hace unos años comenzamos a hacer estudios moleculares de los tumores, además del análisis tradicional del tejido. Estos nuevos estudios nos permitieron clasificar a los tumores según sus características propias y esto fue haciendo que se desarrollaran terapias cada vez más dirigidas», detalló la especialista.
Y continuó: «Las ventajas de esto es que reduce la toxicidad y mejoramos la eficacia de lo que estamos buscando como oncólogos que es alargar la vida de los pacientes y con buena calidad».
En este contexto, las pacientes que llegaban en estadios avanzado de cáncer de endometrio o aquellas que tenían una recaída no tenían, hasta el momento, un tratamiento que fuera eficaz.
«La toxicidad de lo que ofrecíamos era muy alta y tampoco se lograba aumentar la sobrevida», describió.
Dentro de los tratamientos que se ofrecen contra el cáncer, las inmunoterapias vienen ganando terreno porque apuntan a trabajar sobre las células cancerígenas debilitando aquellas «funciones» que le permiten no ser atacadas por el sistema inmune del organismo.
En esa línea, se desarrolló dostarlimab, un anticuerpo monoclonal ‘humanizado’ que actúa sobre las células cancerígenas de un subtipo de tumor (los que presentan deficiencia de ciertas proteínas reparadoras del ADN o dMMR por sus siglas en inglés).
Su eficacia y seguridad fueron evaluadas en un ensayo clínico abierto (Garnet) que incluyó a 143 pacientes con carcinoma endometrial que demostró una tasa de respuesta del 45,5 por ciento.
«Esto quiere decir que casi la mitad de las pacientes tratadas tuvieron una ‘sobrevida libre de progresión’, o sea que el tumor no creció ni se diseminó; y una respuesta duradera a lo largo del tiempo», describió Perazzo.
En relación a las reacciones adversas que se han observado en este tratamiento, la especialista mencionó diarrea (16,3%), cansancio (15,7%) y fatiga (13,7%).
Cómo es el tratamiento
«La droga se administra primero con más frecuencia y luego cada seis meses; la aplicación dura unos 30 minutos y esto también es importante porque hace a la calidad de vida de las pacientes», añadió.
«Casi la mitad de las pacientes tratadas tuvieron una ‘sobrevida libre de progresión’, o sea que el tumor no creció ni se diseminó; y una respuesta duradera a lo largo del tiempo»Florencia Perazzo
«Esto es lo que se llama tratamiento de ‘segunda línea’. En la actualidad están finalizando ensayos clínicos para el uso de este anticuerpo como primera línea de tratamiento, pero aún no está indicado para esto», describió Perazzo.
Para la especialista, disponer de esta terapia dirigida es una «excelente» noticia porque los tumores con deficiencia de ciertas proteínas reparadoras del ADN representan el 30% del total de los casos de cáncer de endometrio.
«El tema con este tipo de cáncer es que se encuentra en aumento en todo el mundo por múltiples factores que son considerados factores de riesgo como el incremento de la longevidad, la obesidad, la diabetes, etc. es decir todo aquello que genere un aumento de los estrógenos», concluyó.
Fuentes del laboratorio que lo produce (GSK) indicaron que el tratamiento ya es cubierto en algunas obras sociales y prepagas y se encuentran en diálogo con el resto de los actores del sistema de salud para que sigan el mismo camino.
Fuente: Télam